ivanroblesbeltrán

Me despierto, sigues durmiendo, me quedo embobada durante veinte minutos observando lo precioso que estas al dormir, me pongo la camiseta que llevabas ayer, tu olor, siento como que me abrazas, me envuelves en tus brazos. Te has despertado, me has pillado oliendo tu camiseta, no me has dicho lo mal que me queda mi pelo desordenado, ni lo horrible que estoy con la cara sin lavar. Tus palabras han sido "me encanta lo preciosa que estas cuando te acabas de levantar, y lo bien que te queda mi camiseta dos tallas más grande de lo habitual". Me besas, me sigues por toda la casa, y al fin, llegamos al balcón de apenas cinco metros cuadrados, y desayunamos, me gustan esos desayunos con besos, y se que no eres el más perfecto, y que nuestro día tampoco lo es, no hace falta que me digas que eso son tonterías que el amor en sí es una tontería. Pero nada me causa la misma felicidad que al despertar, estar a tu lado, que no hay nadie más que me cause ese cosquilleo en el estomago cuando me dices te quiero, y que me da igual que lo nuestro no sea perfecto, pero no lo cambio por nada. Ni siquiera por una terraza de cincuenta metros con vistas al mar. Porque estar contigo en el culo del mundo, sin agua, sin comida, es sentirse como en casa.