Hay momentos en la vida de una persona que no se pueden controlar, momentos tristes, de desolación, de istería, momentos de perdidas, de susurros, de silencio, momentos de abandono, de miedos, de logros , de felicidad, y de decisiones... Recuerdo perfectamente lo que he soñado esta lo que he soñado esta noche, me aucerdo de todos y cada uno de los detalles de aquella playa de San Sebastian, estoy sentada, sola, vacia por dentro, sentada en la roca que hay al fin de la arena, de vez en cuando el faro alumbra un poco las olas y rompe la fria oscuridad de esta noche en soledad, el mundo esta en silencio y yo susurro la letra de una cancion de amor "mande susurros que han llegado a tu puerta, abre los ojos que esta noche es para ti... "de pronto una lágrima roza mi mejilla, me doy cuenta que es como una pelicula, estoy llorando, susurrando una canción, sentada en una roca, mirando las estrellas, frente al mar. Reflexiono y pienso en el, ¿donde estará?Supongo que lejos, lejos de mis besos, recuerdo que soliamos hablar de un futuro juntos, con una casa en algun lugar remoto del mundo, con vistas al mar, recuerdo su idea de que cuando una persona muere, su alma se convierte en una estrella destinada a apagarse, extingirse con el paso de los años. Recuerdo los amaneceres juntos en esta misma roca, donde estoy ahora yo y derrepnte escucho como una voz conocida me susurra al oido "da la vuelta a tu vida que ha empezado la fiesta, flechazo de madrugada, estamos juntos de sol a sol, me cuelgo de tu mirada, la noche se ha disfrazado de amor..." Y en esos momentos ha sonado el despertador, y he vuelto a la vida real, porque en la vida hay pocos momentos de pelicula, la vida es una decepción constante, los cuentos de hadas con los que siempre has soñado y los principes azules no existen, no son cuentos de hadas porque nada puede salir perfecto, nunca y que los principes azules no existiran pero hay otros, estan los sapos que te hacen reir cada dia, que te cuidan, que se preocupan y son lo más parecidos, de echo yo tengo una rana y no lo cambio ni por el mejor de los principes azules.